Las fronteras del dinero

En los feriados, siempre es bueno pensar en el futuro. Imagina que envío un pago a alguien que está en Europa. Días después, esa persona viaja a Estados Unidos y contrata un servicio de una empresa que opera en India. El recurso enviado por mí fue utilizado allá, para pagar algo en otro lugar — atravesando continentes, husos horarios y legislaciones.

La pregunta es: ¿dónde, exactamente, “ocurrió” esta transacción financiera?

Este tipo de escenario, cada vez más común, evidencia una transformación en curso: el dinero está perdiendo su anclaje geográfico. Con infraestructuras digitales interoperables y activos tokenizados, la lógica tradicional de jurisdicción comienza a dar lugar a una lógica basada en identidad, propósito y reglas programadas.

Si antes era posible decir que una transacción era “brasileña” o “extranjera” según el emisor y el receptor, eso se vuelve cada vez más difícil cuando el valor es transferido por tokens que llevan consigo metadatos, cláusulas contractuales y vínculos identitarios. El pago empieza a ser menos una transferencia de valores y más un mensaje con instrucciones embebidas.

En este nuevo contexto, surge la necesidad de repensar no solo la infraestructura de pagos, sino también los pilares regulatorios. ¿Quién realiza el KYC? ¿Dónde se aplica el cumplimiento normativo? ¿Qué jurisdicción acompaña el uso final del recurso? El destino del recurso importa menos que el contexto y las reglas del contrato que lo transporta.

Es en este escenario donde entra el DREX: al ofrecer una base programable, auditable e interoperable, puede permitir que Brasil participe en una nueva arquitectura financiera global — en la que los tokens puedan circular por el mundo con seguridad, rastreabilidad y lógica incorporada. No como excepción, sino como norma.

Estamos ante un futuro en el que las remesas internacionales, el cambio de divisas y los pagos globales serán reconfigurados por infraestructura pública digital. Un futuro en el que la confianza deja de ser un punto de verificación y pasa a formar parte del propio código.