El Banco Central decidió no incluir nuevos participantes en esta fase del Piloto Drex. El proyecto, que se ha mostrado tecnológicamente desafiante, requiere un seguimiento más intensivo del que se había previsto. Al ritmo del Carnaval, reflexionamos que los desafíos del Drex no son solo técnicos, sino también regulatorios y comerciales.
El Banco Central y el Senado siguen debatiendo medidas que pueden definir el papel del Drex en la economía.
La enmienda constitucional PEC 65/2023, que propone otorgar mayor autonomía al Banco Central para crear nuevos productos financieros, es uno de los pilares para el registro de activos del mundo real (RWA) y la viabilidad de contratos inteligentes y transacciones DvP (entrega contra pago). También está en discusión el PLP 80/2023, que trata sobre la regulación de la moneda digital y establece principios para su emisión y operación. Estas normas pueden moldear el futuro del Drex y su adopción en el mercado.
Pero la regulación no termina ahí. El viernes pasado se cerraron las consultas públicas sobre los VASPs (proveedores de servicios de activos virtuales), que definirán las reglas para exchanges, custodios y otras empresas del sector cripto. Lo que surja de esta regulación puede impactar directamente en la interoperabilidad entre el Drex y los activos digitales en Brasil, creando nuevas oportunidades —o barreras— para integrar el real digital con el ecosistema de tokenización.
Además de la regulación, para que el Drex escale, necesita ir más allá de digitalizar la moneda. Debe ofrecer eficiencia, reducción de costos y una experiencia superior para empresas, bancos y usuarios finales. Solo así logrará una verdadera adopción de mercado. Sin casos de uso concretos, corre el riesgo de ser visto como solo una opción más en un sistema financiero ya consolidado.
La apuesta está en la tokenización de activos, la liquidación instantánea y nuevos modelos de crédito —pero estas aplicaciones aún deben probar su viabilidad en el mundo real. El Drex no puede ser solo un proyecto técnicamente bien construido: debe resolver problemas reales y aportar valor al mercado.
Si tecnología, regulación y mercado bailan al mismo compás, el Drex brillará en el desfile del sistema financiero. Pero para eso, el criterio de armonía necesita estar bien afinado: una infraestructura tecnológica robusta, un marco regulatorio claro y buenos incentivos para que empresas y consumidores adopten la plataforma.
El modelo distribuido ya no es una tendencia lejana —se está construyendo ahora. Quien quiera salir al frente en este desfile de innovación necesita comenzar ya a repensar sus procesos, explorar nuevas posibilidades y prepararse para la economía tokenizada que viene en camino.