En la mitología griega, Harpócrates es el dios del silencio y de los secretos bien guardados. En el universo digital, proteger secretos —o mejor dicho, datos sensibles— se ha convertido en uno de los desafíos clave de proyectos como el DREX.
¿Cómo garantizar que los datos sensibles no se expongan en un entorno programable, auditable e interoperable?
Ese desafío está en el centro del llamado “trilema del Drex”, que busca conciliar privacidad, programabilidad y componibilidad —tres pilares que rara vez coexisten en equilibrio en sistemas distribuidos.
En la primera fase del piloto del DREX, el Banco Central validó arquitecturas de privacidad. Todas se basaban en distintas formas de pruebas de conocimiento cero (ZKP), con variaciones sobre capas segregadas, ledgers paralelos y compatibilidad con la EVM. Ninguna, sin embargo, logró ofrecer una solución que equilibrara los tres elementos del trilema sin generar sobrecarga técnica o comprometer la auditabilidad. El Banco Central reconoció los avances, pero dejó el campo abierto para nuevas propuestas.
Y es en ese espacio donde surge Harpo.
Desarrollada por el consorcio SFCoop —formado por los sistemas cooperativos brasileños Sicoob, Sicredi, Unicred, Cresol y Ailos—, Harpo es una propuesta que va más allá de lo técnico. Representa un movimiento de las cooperativas financieras para asegurar que el DREX no sea solamente un proyecto de las grandes instituciones. La solución es de código abierto, y fue diseñada para ser lo suficientemente robusta como para proteger datos sensibles, y a la vez lo bastante sencilla para ser adoptada por actores menores del ecosistema.
Harpo busca operar de forma nativa con los contratos inteligentes de la plataforma DREX, sin necesidad de herramientas adicionales. Esto importa no solo desde el punto de vista técnico, sino también de negocios: reducir la complejidad amplía la puerta de entrada para quienes desean participar en el ecosistema DREX —especialmente los pequeños.
La participación de las cooperativas también refuerza una visión de sistema financiero más plural. Con más de 15 millones de cooperados en Brasil, estas instituciones ya representan una parte significativa de la inclusión financiera en el país.
En el piloto del DREX, Harpo será validada en un caso de uso de tokenización de inmuebles junto al Banco do Brasil, la Caixa Econômica Federal y el ONR (Operador Nacional del Registro Electrónico de Inmuebles). Pero la propuesta puede ir más allá: si tiene éxito, puede convertirse en un estándar viable para la capa de privacidad de la futura moneda digital brasileña.
Lo que está en juego no es solo la protección de los datos, sino el diseño de un ecosistema verdaderamente inclusivo y escalable.
Soluciones como Harpo pueden ser la clave para que el DREX avance. ¡Estemos atentos!